No esperen a que la sangre manche su imagen corporativa
- al185649
- 25 nov 2015
- 2 Min. de lectura

Hay veces que aquello de “basado en hechos reales” es verdad y la ficción supera la realidad.
Amnistía Internacional revela cómo las grandes empresas mineras (y cita a las belgas Sodiam y Badica/Kardiam) han alimentado los mercados de joyería de Amberes y Dubai, por valor de varios millones de euros, con diamantes de sangre. Su extracción y venta estaba prohibida por la guerra desde mayo de 2013 ya que contribuyen a financiar el conflicto, pero ahora se obtienen más diamantes de sangre que nunca. Esta actividad ilegal ha provocado matanzas, violaciones masivas y trabajo infantil en las explotaciones. Niños de 10 y 11 años excavan de sol a sol en estas explotaciones a cielo abierto sin seguridad alguna y a precios de esclavitud.
Vuelvo en este artículo a la afirmación de Justo Villafañe (La buena empresa. Ed Pearson. 2013. Cap I:
“La nueva empresa será una buena empresa o no será relevante. Esta sentencia supone una exigencia para todas las compañías, pero muy especialmente para aquellas que aspiren al liderazgo en reputación en sus respectivos sectores, porque el liderazgo ya no se medirá por el tamaño de la compañía o por su participación relativa en el mercado, sino por el reconocimiento de sus grupos de interés, ya sean sus clientes, sus empleados o los ciudadanos en general”.
Esta aclaración de Villafañe nos viene como anillo al dedo, pues la reputación para estas marcas de tecnología que nos intentan vender la exclusividad y unas fenomenales experiencias a través de nuestro dispositivo móvil lo es todo.
Así pues, si yo fuera el Dircom de alguna de estas empresas que utilizan estos diamantes para la fabricación de productos no cesaría en el empeño de que mis jefes optasen por otro tipo de material, si es posible, para la fabricación de estos dispositivos.
Si no fuese posible, les aconsejaría que huyesen de este mercado negro. Que promoviesen algún tipo de acción para asegurarse que la extracción de estos diamantes fuese la correcta sin ningún tipo de explotación hacia las personas.
Además para convencerles utilizaría un argumento muy claro:
-Señores altos directivos de una gran empresa tecnológica (mis jefes), hoy en día las empresas sólo son viables y concebibles a largo plazo. La época donde la revolución industrial primaba por el producto (precio, diseño, funcionalidad, duración…) ha muerto. Hoy en día las empresas tenemos que tener claro que lo único que tenemos seguro es nuestra “marca” y la única manera de hacer que esta sea duradera es respetar los valores que la sociedad nos exige. Si no cesan en su relación industrial con los diamantes de sangre pronto causaran en la sociedad un impacto negativo que conseguirá que su marca se devalúe a niveles insospechados, creo que todos sabemos que le pasó a Nike con el trabajo infantil o a Volkswagen con el engaño medioambiental.

¿Quieren que a su identidad corporativa se asocie la explotación infantil?, ¿Quieren que a su imagen corporativa se vinculen las violaciones y tácticas de guerra?, ¿Quieren que su reputación quede como falsa?...
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